sábado, 28 de abril de 2012

Entre rosas y libros




Miles y miles de libros nuevos, y también viejos, ocupaban las calles como cada 23 de abril. Desde las mesas del Café Zúrich, Liliana y yo hablábamos y mirábamos el animado ambiente. La boca del Metro lanzaba imparable un rio humano a las calles y yo disfrutaba de la compañía de mi hija y de la fiesta. Mas tarde, después de un largo paseo, pedimos unas cervezas y comimos algo en un bar del Born. Lastima que Liliana tenía que trabajar y no podíamos prolongar más el encuentro. Volvimos otra vez al ajetreo de la calle y allí nos despedimos. La miré perderse entre el tumulto que cruzó la Vía Layetana cuando el semáforo cambió, y al dar la vuelta sentí una repentina emoción. Subí la calle y atravesé la plaza Sant Jaume. Ya sobre la acera dejé ir despacio la silla por la ligera pendiente hasta Las Ramblas. Allí, en un puesto adquirí por muy poco dinero un pequeño libro de Rousseau. Después, seguí paseando entre rosas y libros como toda la marea de gentes. Me di cuenta que alguien me saludaba y me acerqué al hombre que me sonreía desde una silla de ruedas. No nos conocíamos, la misma situación nos acercaba y nos presentamos. Diego Ballesteros Cucurull estaba allí con su historia y con su libro y entonces supe de sus 12822 kilómetros en bicicleta desde Zaragoza a Pekín. Y él supo de mí y de mi accidente y me contó como en un mal día de 2010, un automovilista le quebró la vida en una carretera de Kansas. Ahora sonreía en Las Ramblas de Barcelona con la cuarta edición de su libro de quinientas páginas. Y le hice la foto.






Fotos y texto: S. Andrada Lapenne

miércoles, 18 de abril de 2012

Ni hombre ni nada









-...Yo siempre llevo veinte duros en el bolsillo por lo que pueda pasar, y si se necesitan mil pesetas, pues mil pesetas, porque un hombre  que no pueda llevar mil pesetas en la cartera no es hombre ni nada. Mi mujer me quería controlar hasta los gastos del tabaco y le pegué un corte que aún le dura el temblor:” La próxima vez que metas los ojos en mi cartera, te pego una hostia que rebotas siete veces contra la pared. Pero es que si te cojo metiendo los dedos, fíjate bien, los dedos, es que te corto el pelo al rape y te saco a patadas a la calle”. Ya se le quitaron las ganas. Mi madre luego me riñó, pero me dio la razón. Dijo que lo de la hostia estaba mal dicho, pero que, desde luego, un hombre que no lleve mil pesetas en la cartera y sepa llevarlas, que no es lo mismo, que no es un hombre…-


Fragmento de El matarife, un cuento de Manuel Vázquez Montalbán
Foto: S. Andrada Lapenne


jueves, 12 de abril de 2012

Polaroid Automatic 250 Land Camera


Una multitud vociferaba delante del cerco policial a las puertas del Corte Inglés. De rato en rato las voces y los insultos se amplificaban cada vez que alguien entraba al comercio, que a pesar del día de huelga estaba abierto. Estuve entretenido con el espectáculo, con las caras y los gestos indignados de los insultantes, la indiferencia o el enojo de los insultados y con los policías quietos y desafiantes, cargados de su pesada indumentaria de represión. La multitud era variada y en apariencia todos eran huelguistas. Mujeres y hombres, viejos y jóvenes, paseantes como en un día cualquiera, elegantes y desprolijos y muchos fotógrafos. Me acerqué a uno de ellos que hacia fotos con una cámara de fuelle. Sentí una enorme curiosidad por la maquina de otro tiempo y rondé al fotógrafo hasta ver que en el frontal decía: Polaroid Automatic 250 Land Camera, en el momento que se agachó a fotografiar un detalle de un furgón policial. Cuando sacó de la cámara lo que parecía la foto, se acercó una joven y pregunto que cámara era esa, y otras preguntas que no tuvieron pronta respuesta.  El fotógrafo solo entendía en ingles o italiano. Y la chica sabía ingles. Quise satisfacer mi curiosidad y también hice preguntas. Ella, que además de bonita era simpática, me tradujo que la cámara era de los años sesenta y  el material sensible difícil de conseguir. El fotógrafo despegó unos papeles y apareció una foto de un perfecto blanco y negro, una foto instantánea. No me basto la curiosidad y retraté al fotógrafo inglés de la llamativa cámara. A su espalda, un policía con su agobiante equipo sufría el calor.
Volví a oír con fuerza los gritos de los huelguistas; otro consumidor, indiferente a la huelga, era   llamado por la primavera del Corte Inglés.


Fotos y texto: S. Andrada Lapenne 
Barcelona, 29 de marzo de 2012.

viernes, 6 de abril de 2012

El muchacho de la camiseta







En su isla autosuficiente, el muchacho elaboró su teoría de las dosis. Lo importante, se decía, es partir de una estructura inicial: una pareja, por ejemplo. Y, después, ir incorporando dosis de civismo y de cinismo, de responsabilidad y de libertad, de herboristería y de Che Guevara, de sexo y de steak tartare.
Y porque creían en la moralidad de la Historia y en la moralidad de su propia Historia, planearon el próximo verano. Irían a Suecia a lavar platos, después a México a vegetar.



 Fragmento de: El muchacho del traje gris, cuento de Manuel  Vázquez Montalbán.


Foto: 29 de marzo de 2012. S. Andrada Lapenne

29 M






martes, 3 de abril de 2012

Un cuadro


Un comentario de mi amigo Enric, sobre un cuadro de Zurbarán, me recordó el par de fotos que hice hace un par de días. Estaba en mi balcón,  yo y mi café, con ese aire pensativo que tiene uno en soledad. Entre sorbo y sorbo miraba el cercano mar. Luego miré hacia dentro de mi casa, mi sombra allí en el suelo. Vi mi sombra en un rincón del techo, entonces busqué la cámara. Hice dos fotos antes de que la luz cambiara. La luz se reflejaba en el brillo del suelo como en el agua y rebotaba hacia el techo mi sombra. No toqué nada, dejé todo como estaba , hice la primera foto. Y me terminé el café y me olvidé del mar y seguí mirando al interior de mi casa y prepare la cámara para la segunda toma. Fue sin calcularlo que me puse en ese punto donde otra vez en el techo se repite mi sombra. Hoy con el café y mirando el mar, pensando, pensé en el comentario de Enric.
Lo de las frutas son cosas mías…


Fotos y texto: S. Andrada Lapenne
El Vendrell, 2012.