Explica Manuel Vázquez Montalbán en su libro Moscú de la
Revolución, que Kruschev tuvo una discusión con el artista Ernst Neizvenstny
sobre arte moderno. Se cuenta que el poderoso Nikita Kruschev visitaba una
exposición de arte organizada por Neizvenstny y se mofó de la pintura abstracta
como si fuera una triquiñuela del espíritu al alcance de los lápices de colores
de cualquier niño. “Es una mierda” dijo Nikita textualmente. Muy dignamente,
Neizvenstny le dijo que se metiera en sus cosas y no opinara sobre lo que no entendía.
Parece ser que Kruschev aprendió la lección, busco la amistad del artista y
dispuso que fuera el escultor de su mausoleo.
Animado por el libro de Montalbán, decidí que estando en
Moscú teníamos que visitar el cementerio de Novodevichi. Una mañana, Mónica y
yo nos fuimos allí. Era una cálida y soleada mañana primaveral, y los rojos
muros del cementerio contrastaban con el verde intenso de la vegetación y los
árboles. El amplio espacio, las anchas calles interiores y el agradable día alejaron
la idea de que el paseo sería lúgubre.
Pero la visita de la necrópolis de Novodevichi puede ser
incluso pintoresca si la mirada del viandante se fija en una serie de detalles
tiernos ligados al culto de los muertos, dice Montalbán.
Yo había hecho una breve lista de nombres, ya que fui con la
intención de fotografiar las tumbas de Maiakovski, Chéjov, de Kolontai “La
burguesa desclasada” o “Terrible bolchevique”, como la define el escritor
barcelonés, etc…
Al entrar nos dirigimos a la zona donde estaban los primeros
personajes de mi lista. No había contado con la escritura en cirílico y nos
tuvimos que guiar por la intuición para encontrar las sepulturas, no es lo
mismo Antón Pávlovich Chéjov que Антон
Павлович Чехов, ni Vladímir Vladímirovich Mayakovski que Владимир Владимирович
Маяковский. Una señora muy vieja que removía la tierra y arreglaba las flores
en una humilde tumba nos acompañó hasta el lugar del descanso eterno del
escritor ruso. Dicen que Chéjov es el primer personaje ilustre enterrado en Novodevichi.
En otro libro, Autobiografia de Moscú, de Tatiana Pigariova, lei que Antón
Chéjov murió en Alemania y fue trasladado a Rusia en un vagon-frigorifico con
la inscripción “ostras” y fue enterrado en Novodevichi en el Jardín de los
Cerezos. Según Tatiana Pigariova el monumento funerario de Chéjov es uno de los
más bellos del cementerio, es una pequeña capilla modernista. En primavera, con
los cerezos en flor, esta zona del cementerio parece el decorado de una obra
todavía por escribir.
Aunque Moscú todavía estaba en primavera ya era tarde para
ver el cementerio alegrado por las flores de los cerezos y los petalos blancos
y rosados, mustios sobre la tumba del escritor. Pero en lo que a mí me pareció
una bella y sencilla sepultura alguien había dejado dos libros que estaban
entreabiertos y húmedos sobre el mármol blanco. Este hecho me emocionó. Muy
cerca de Chéjov también reposa Nikolai Gógol.
Identifique la sepultura de Maiakovski, inconfundible como
describe Montalbán, ayudado por las fotos que yo había visto del poeta, y
curioseando muy cerca me sorprendió encontrar en un bloque de granito la media
silueta gravada en relieve de otro revolucionario, el de Así se Templó el
Acero, Nikolai Ostrovski, y otros objetos a los pies de la misma me lo confirmaron.
Maiakovski sigue siendo en el cementerio el mito-símbolo que
fue en vida. Su tumba es la más floreada y los jóvenes pioneros cuando la
visitan dejan uno de sus pañuelos rojos en torno del cuello de piedra sobre el
que se levanta el cabezón mayestático del poeta más emblemático de la
revolución, dice Montalbán en su libro. Y sigue: El proyectista de aviones
Tupolev tiene como principal motivo monumental un avión, a un general tanquista
le han puesto un tanque casi de juguete, un avezado marino dispone de un
barquito en su estela funeraria y el ministro de comunicaciones incluso en su
tumba está hablando por teléfono. En un rincón de este precioso espacio para
las ruinas de la memoria y el deseo de tantos rusos importantes, hay un
territorio español, donde reposan comunistas españoles muertos en Moscú como
Atienza o Morato o el argentino Codovilla, uno de los internacionalistas que
ayudaron a la formación del PCE.
Hice muchas fotos y tal como merecía el tema, utilice mi
vieja cámara soviética Zenit XP12 y rollo Fujicolor de 200 ASA o ISO.
Antón Chéjov
Vladimir Maiakovski
Mstislav L. Rostropovich
Nikolái Ostrovski
Andréi N. Tupolev
Aleksandra M. Kollontai
Pavel S. Rybalko
Nadezhda S. Alliluyeva, esposa de Stalin
Nikita Kruschev
Texto y fotografías: Sergio Andrada Lapenne, Moscú, 2013