En la casa “Zur Minute” (Casa del Minuto), en la plaza de la
Ciudad Vieja, vivió Kafka buena parte de su infancia y primera juventud.
En las páginas 64 y 65 del libro, Franz Kafka y Praga, de
Harald Salfellner, he leído un recuerdo de infancia del escritor que trata
sobre una mendiga de la plaza Pequeña:
“cuando era muy pequeño, una vez me dieron una moneda de
diez céntimos de corona. Yo tenía muchas ganas de dársela a una vieja mendiga
que se sentaba entre las dos plazas. Pero esa cantidad me parecía exorbitante,
un dinero que probablemente nadie había dado jamás a un mendigo y, por eso, me
daba vergüenza ante la mendiga hacer una cosa tan inconcebible. Pero como tenía
que dársela, cambié la moneda de diez, entregué a la mendiga un céntimo, di toda
la vuelta al ayuntamiento y a la galería de la plaza Pequeña, regresé como
nuevo benefactor desde la izquierda,
volví a dar a la mendiga un céntimo, me puse a correr otra vez y repetí esto
felizmente diez veces –o tal vez algo menos, porque creo que la mendiga perdió la
paciencia y desapareció. De todas formas, al final estaba tan agotado, también
moralmente, que volví en seguida a casa y lloré hasta que mi madre me volvió a dar una moneda de diez céntimos”
En la Calle del Oro, en una casita donde dicen se refugio
alguna vez Kafka para escribir, había libros del escritor en varios idiomas,
entre ellos el castellano y me decidí a comprarlo. Esta muy bien editado, con algunas
fotos, buena encuadernación y no me costó mucho. Al llegar a estas páginas con
la breve historia de la mendiga, un extraño impulso hizo que la releyera varias
veces y que me pusiera a copiarla para acompañar unas fotos que hice de la llamativa, Casa del Minuto.
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