Cuando, una mañana, Gregor Samsa despertó de un sueño
intranquilo, se encontró sobre la cama transformado en un insecto monstruoso.
Yacía sobre su espalda, dura como un caparazón, y al levantar un poco la cabeza
vio su abombado abdomen pardo, cruzado por durezas en forma de arco, sobre el
cual la manta, a punto de escurrirse por completo, apenas si podía sostenerse. Sus
numerosas patas, lastimosamente delgadas en comparación con el resto de su
envergadura, se agitaban desvalidas ante sus ojos.
La metamorfosis, Franz Kafka
Autorretrato en una habitación del barrio de Josefov, Praga,
30 de diciembre de 2012.
S. Andrada Lapenne
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