Kevin Segura sacó su Notebook y lo apoyó sobre sus piernas, que antes había cubierto pulcramente con una toalla. Resulta algo chocante lo de la toalla si miramos la estética extrema del muchacho.
El vuelo salía pronto y Kevin quiso colgar unas ultimas
frases en su cuenta de Twitter antes de subir al avión, como ya tenia la
reflexión hecha, puso, -A partir de ahora todo el horizonte es mio.- Enseguida
volvió a ocupar otro espacio con otra frase corta, -Me voy pero siempre
volveré-. Llevaba tiempo madurando la idea de marcharse del país, pero no pudo
evitar que los sentimientos le apretaran la garganta. Nuria lo acompañó hasta
esa frontera donde el viajero es cacheado por dos policías y sus pertenencias radiografiadas.
Oriol Martínez, su mejor amigo de la universidad de arquitectura, le regaló la
camiseta de Guns N' Roses, y en aquella tarde de abrazos y cervezas Kevin y
Oriol se juraron no dejar morir la amistad aunque los separara la distancia.
Ahora su novia lo miró irse por los acristalados y luminosos pasillos estrenando
camiseta, agarrado a su bolso. Nuria recordó lo gastada que estaba aquella del
Che que un día ella también le regaló. Ahora pensaba en la promesa que se
hicieron de volver a encontrase pronto, en las ilusiones puestas en el nuevo
destino y la vida de los dos en el país
frio. Cuando él ya se perdía entre la gente lo sintió desamparado, porque a
pesar de su gusto por el Hard Rock y su imagen de presidiario, en el fondo, no
muy al fondo, Kevin es un frágil romántico. Tiene a quien salir, siguió
pensando Nuria, su madre se enamoró de Kevin Costner mirando la película
Bailando con Lobos y el nombre del abuelo Manuel de Murcia quedó para su
segundo hijo. Que razón tiene Nuria, quién si no un romántico emigra a Laponia
con la intención de hacer allí un Master sobre las propiedades físicas del
hielo en la construcción de iglús. Y para mantenerse, mientras espera quizás un
boom en la construcción de casas de hielo, ha pensado en hacer de pastor de
renos y ya está contratado para alegrar en la próxima navidad a los compradores
a las puertas de un supermarket disfrazado de Santa Claus.
En su ordenador portátil, Kevin volvió a teclear en Twitter,-
No se puede dar marcha atrás al reloj, pero sí se le puede dar cuerda nuevamente-,
queriendo dejar atrás sus días de arquitecto frustrado, para tomar impulso
cuando la voz amplificada dijo: pasajeros al avión…
Foto y texto: Sergio Andrada Lapenne
18 de octubre de 2012
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