Veinticinco abriles que no volverán,
Veinticinco abriles, volver a tenerlos...
¡Si cuando me acuerdo me pongo a llorar!
Cómo no me voy a acordar Ruso, cómo no me voy a acordar Negro como viniste aquella tarde con Mercedita de la mano para que pudieramos vernos y abrazarnos. Inolvidable, fue en el Entrevero; en la plaza sonaban tangos y unas veteranas parejas bailaban en la tarde de noviembre. Mónica, la española, cumplia años y, como Graciela, la argentina, visitaba por primera vez Montevideo.
Fotografías: S. Andrada Lapenne, Montevideo 2013
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