En su isla autosuficiente, el muchacho elaboró su teoría de las dosis. Lo importante, se decía, es partir de una estructura inicial: una pareja, por ejemplo. Y, después, ir incorporando dosis de civismo y de cinismo, de responsabilidad y de libertad, de herboristería y de Che Guevara, de sexo y de steak tartare.
Y porque creían en la moralidad de la Historia y en la moralidad de su propia Historia, planearon el próximo verano. Irían a Suecia a lavar platos, después a México a vegetar.
Fragmento de: El muchacho del traje gris, cuento de Manuel Vázquez Montalbán.
Foto: 29 de marzo de 2012. S. Andrada Lapenne
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