domingo, 9 de septiembre de 2012

Voy a Lanzarote.

 
 
 

Me voy un poco más al sur, al Trópico de Cáncer. Me voy a esa isla que esta a pocos kilómetros de la costa atlántica africana. Voy a una casa con libros, la ultima casa de Saramago. Voy a una tierra de fuego que guarda palabras indígenas. Voy a Lanzarote a probar su vino, que, según escribió Shakespeare, perfuma la sangre. Acabo de nombrar a dos grandes, Saramago y Shakespeare. Me encontraré con el portugués cuando ponga mis pies en su casa, cuando me sienta irradiado por sus paredes de libros, por el lugar donde dio su último suspiro. Como sé que Saramago esta allí, ahora me voy a ocupar del ingles; que creó a Falstaff, un sinvergüenza muy humano, que propone cosas a mujeres casadas y es un beodo, mejor dicho un borracho. No se mucho de Falstaff, pero me cae simpático por su pasión por ese vino canario que me ha dado ganas de probar. Me voy más al sur a respirar por unos días otros aires, a conocer otras almas, a echar en mi boca el jugo dorado de la malvasía, a ver si perfuma mi sangre y darle la razón al inglés.

¡Falstaff! ¡Sinvergüenza! Voy a seguir tu mal ejemplo… ¡salud!

Texto: S. Andrada Lapenne

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