La Crisis

Me acuesto con la radio. Es negra, pequeña y compañera.
Estoy acostumbrado a ella, con ella me acuesto, con ella me levanto.
Como todas las costumbres, la necesito encendida y me habla pero no siempre la escucho.
Me gusta que su conversación me hable de la vida, de todas sus cosas. Últimamente esta muy pesada y se repite mucho. Hasta hace muy poco incluso me hacia gracia, aunque fueron muchas las veces que me hablara de Obama. -Que si Obama también es negro-,
-Que si Obama es la esperanza-, - Que hoy esta en Detroit y mañana en Alabama- ¡Que discurso tiene Obama!. Fue divertido, pero esto ya ha pasado. Lo que me temía era que volviera con el asunto de la crisis. Estoy yo como para que me hablen de crisis. Hace casi tres años que le debo un montón de dinero al banco. Y eso que me lo decía ; ¡va a estallar la burbuja inmobiliaria!, pero tengo esa cosa de a veces no escuchar. Me habla de crisis a mi, a un pensionista de gran invalidez por un accidente. Que por lo mismo tuve que cambiar de casa.
Y así estoy, después de una hipoteca puente para poder vivir en un sitio adaptado.
Me despierto y la enciendo y lo primero que le sale es: la crisis, las hipotecas basura y el caso Madoff. La toco, muevo el dial y un tal señor Botín da los favorables resultados de su gestión y los beneficios de su banco. Que me van a hablar de crisis y menos de la del ladrillo. Yo que siempre anduve entre ellos, ( los ladrillos) pero pringado, currando de albañil. No como otros que a base de ladrillos y otras cosas tienen hasta avión privado.
Grueso como un ladrillo, como la canción de Jethro tull es lo que me suena a mi la crisis.
Entre los ladrillos me jodí, después de toda una vida de mortero y ladrillo en el tajo me caí. Me paso de la cama a la silla de ruedas y me voy al baño y la sigo escuchando. Ahora expertos de uno y otro paño debaten y analizan mas de lo mismo. En el informativo de las nueve destacan los docientos mil parados mas en el primer mes del año.
Mientras, pienso si podre vender mi casa y pagarle al banco el piso donde ahora vivo como minusválido. O si tendré que resignarme y perderlo todo, como toda esa gente que se queda sin trabajo. Después de tanta cháchara oigo de ella algo curioso: en varios países, entre ellos Estados Unidos, han aumentado las ventas de un libro: El Capital, de Karl Marx. Hice que se callara la radio y me puse a buscar en Internet referencias al libro.